Existimos para potenciar el bienestar financiero de nuestros miembros y nuestras comunidades.

Dado que las cooperativas de ahorro y crédito son organizaciones sin fines de lucro, los ingresos obtenidos por encima del costo de las operaciones pueden devolverse a los miembros en forma de dividendos, tasas de interés bajas sobre el dinero prestado o invertir en productos o servicios adicionales. Las cooperativas de ahorro y crédito están formadas por personas con un vínculo común, algo que las une, como un lugar de trabajo, una organización, una iglesia, etc. Cuando alguien se une a una cooperativa de ahorro y crédito, abre una cuenta de acciones (ahorros). Se llama cuenta de acciones porque la persona se convierte en copropietaria de la cooperativa de ahorro y crédito.

La idea de las cooperativas de crédito es simple: las personas deberían poder juntar su dinero y otorgarse préstamos entre sí. Es una idea que evolucionó a partir de actividades cooperativas en la Europa del siglo XIX. Desde entonces, los principios rectores de la idea siguen siendo los mismos: sólo las personas que son miembros de una cooperativa de crédito pueden pedir prestado allí, los préstamos se conceden con fines prudentes y productivos, el deseo de una persona de pagar (carácter) se considera más importante que la capacidad de pagar . Después de todo, los miembros están pidiendo prestado su propio dinero y el de sus amigos. Estos principios todavía rigen la mayoría de las cooperativas de crédito del mundo.

El servicio a los miembros es la base del movimiento de cooperativas de ahorro y crédito. Ya sea que una cooperativa de ahorro y crédito brinde un préstamo para ayudar a un miembro a cubrir facturas médicas inesperadas, brinde asesoramiento financiero a un miembro cuya compañía cerró sus puertas o simplemente ofrezca una mejor oferta en un préstamo de automóvil usado, la cooperativa de ahorro y crédito está ayudando a sus miembros y al comunidad en su conjunto.